La modernización legislativa busca agilizar procesos y priorizar el bienestar infantil, eliminando barreras discriminatorias.
Después de doce años de deliberación, el Congreso Nacional ha despachado la nueva Ley de Adopción, un avance significativo que ha sido destacado por el Presidente Gabriel Boric. A través de su cuenta de X, el Mandatario celebró el acuerdo alcanzado para modernizar la normativa.
«Después de 12 años de debate estancado logramos construir un acuerdo para modernizar la ley de adopción», publicó el Presidente. Subrayó que el bienestar de los niños fue la guía principal, lo que permitió «acortar plazos y burocracia». En la misma red social, Boric añadió: «Los primeros años son fundamentales en la formación de una persona. No es aceptable que porque la política no se pusiera de acuerdo los niños fueran perjudicados».
La aprobación definitiva de esta ley, que culmina casi doce años de discusiones, se concretó este lunes 16 de junio. La ministra de Desarrollo Social y Familia, Javiera Toro, también celebró el hito, enfatizando que fue posible gracias a «acuerdos transversales con todos los sectores políticos». La secretaria de Estado valoró el amplio respaldo parlamentario y resaltó que la iniciativa pone en el centro «los derechos de niños, niñas y adolescentes». Toro calificó la nueva ley como un paso fundamental para superar una legislación obsoleta.
Nueva Ley de Adopción: Menos Burocracia y Más Derechos
La nueva normativa se centra en «el interés superior de niños, niñas y adolescentes, sus necesidades y su derecho de vivir y crecer en una familia». Para lograrlo, introduce prioridades claras y plazos definidos, buscando evitar la prolongación innecesaria de los procesos. Asimismo, prioriza la «revinculación familiar con plazos acotados» y establece un «proceso integral y continuo».
Este nuevo enfoque busca reducir drásticamente los tiempos de espera para los niños. La ley fija plazos máximos «de entre 12 y 18 meses» para que un juez determine si el niño o niña se revincula con su familia biológica o se vincula con una familia adoptiva, un cambio que busca poner fin a esperas que, según testimonios oficiales, podían extenderse hasta por seis años.
Además, la ley elimina barreras discriminatorias para los postulantes a adoptar. «Termina con la rígida prelación al momento de adoptar, equiparando las posibilidades de matrimonios, personas solteras o parejas con acuerdo de unión civil», explicó la Ministra Toro, enfatizando que el criterio rector será siempre «el bienestar del niño o niña». También se garantiza que el niño adoptado «podrá mantener contacto con su familia de origen».
La normativa reconoce situaciones excepcionales, permitiendo que «familias de acogida que han tenido por periodos extensos a niños puedan ser familia adoptiva». También «refuerza la lucha contra la ilegalidad, perfeccionando el delito de obtención ilegal de un niño, niña o adolescente, haciéndose cargo de las adopciones ilegales».
La subsecretaria de la Niñez, Verónica Silva, destacó que la ley permite «reconocer en este proceso el derecho a ser oído de los niños, que es algo que es nuevo». Además, resaltó que «reconoce la importancia que tiene que los niños adoptados puedan conocer sus orígenes. Incluso reconoce la posibilidad de forma voluntaria de que los niños adoptados puedan tener vínculos, y una relación post adoptiva con su familia de origen, cosa que es completamente nueva en el sistema».
Silva enfatizó el impacto de la reducción de plazos: «Los plazos de espera de niños, niñas y adolescentes podían llegar hasta cuatro o cinco o seis años en el proceso de adopción. Esto se ha reducido a 12 o 18 meses, lo que es un cambio muy muy significativo». La autoridad proyectó un aumento sustancial en las adopciones anuales: «Hoy día en el país ocurren alrededor de 250 adopciones al año y nosotros pensamos que con este proceso esto podría casi duplicarse».
Con su aprobación definitiva por el Congreso, la nueva Ley de Adopción está lista para su promulgación por el Presidente de la República y su posterior entrada en vigor, marcando el inicio de una nueva etapa para el sistema de adopción en Chile.